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Alejarnos para poder acercarnos


Los humanos son animales sociales pero, en la era COVID-19, estar sano o enfermo puede venir determinado por la proximidad física entre personas. Por lo tanto, los expertos aconsejan el distanciamiento social para evitar la posibilidad de un contagio masivo del virus.


Pero ¿y si mantenernos alejados a nivel corporal también pudiera ayudarnos a remodelar y mejorar nuestras relaciones sociales?


¿Cómo? Quizás acercando nuestros corazones precisamente ahora, cuando se nos pide que estemos separados.

¿Y si mantenernos alejados a nivel corporal también pudiera ayudarnos a remodelar y mejorar nuestras relaciones sociales?

Ya sea por las recomendaciones de quedarse en casa o por una cuarentena impuesta, vemos un bloqueo sin precedentes en el mundo. Como si la vida nos impusiera nuevas reglas y nos dejara muy poco tiempo para captar estos rápidos cambios y acostumbrarnos a la nueva realidad. La humanidad aguarda impacientemente mientras espera derrotar a un pequeño virus invisible que es más fuerte que cualquier enemigo de carne y hueso a la hora de impedirnos hacer una vida normal.


Pero, oculto, hay otro adversario a derrotar que avanza entre nosotros peligrosa y libremente. La COVID-19 es solamente un subproducto, un reflejo de lo que sucede dentro de nuestra sociedad. La enfermedad ha llegado para hacer sonar una alarma y advertirnos de una plaga aún más peligrosa: el ego, que se había apoderado del mundo y nos separa. Y definiremos «ego» como la intención de beneficiarnos a expensas de los demás.

La enfermedad ha llegado para hacer sonar una alarma y advertirnos de una plaga aún más peligrosa: el ego, que se había apoderado del mundo y nos separa.

Alejarnos para volvernos más cercanos


En este período, sería prudente echar un vistazo al panorama general y no solamente al virus. Somos parte integral de la naturaleza. Y deberíamos imitar los comportamientos equilibrados de todos sus componentes. Ellos no se dedican simplemente a tomar y acaparar, como hace el hombre, sino que toman lo necesario para su sustento y el resto lo entregan en beneficio del sistema general. Todos los integrantes del sistema están unidos por ese deseo de beneficiar al resto de los componentes del sistema. Si nosotros logramos ese mismo equilibrio y construimos puentes entre nosotros superando la distancia que nos aleja, venceremos la separación con la fuerza de la conexión.

En la naturaleza, todos los integrantes del sistema están unidos por un deseo de beneficiar al resto de los componentes del sistema.

Así, sentiremos que el mundo deja de ser un campo de batalla y se vuelve más habitable. Aunque seguramente no sucederá con un solo intento y la sanación será lenta, como un paciente que se recupera día a día, hasta llegar a estar lo suficientemente fuerte como para recibir el alta.


Unas conexión positivas de apoyo mutuo junto con la empatía y la cohesión social pueden ser grandes elementos sanadores. Ojalá pronto, gracias a todos los esfuerzos colectivos de la sociedad, superemos el brote de coronavirus y además derribemos los muros que nos separan.


Así nos daremos cuenta de que la distancia más terrible es la que hay entre nuestros corazones.


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