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¿Vivir para comer o comer para vivir?


Durante los últimos cincuenta años hemos estado alimentándonos de una forma cada vez menos saludable debido al uso de pesticidas en la agricultura, así como a la gran cantidad de saborizantes y conservantes utilizados en la elaboración de los alimentos procesados.


Nuestro deseo de convertirlo todo en un negocio de éxito para obtener grandes beneficios ha provocado que surjan, cada vez más, empresas que se aprovechan de cualquier oportunidad para aumentar sus ganancias. No dudan en promover diferentes formas de alimentación y dietas supuestamente más saludables.

"Así se debe comer, ¡esta es la mejor manera de vivir!”. De esta forma, los medios se han ido llenando de publicidad sobre comida y salud

Reclutan comerciales e investigadores para recomendarnos qué debemos comer. Promueven sus productos y los métodos que nos quieren vender, con mensajes como: “Así se debe comer, ¡esta es la mejor manera de vivir!”. De esta forma, los medios se han ido llenando de publicidad sobre comida y salud.


A pesar de todos los estudios y la publicidad, no hay necesariamente un beneficio real en un alimento u otro. Incluso si se probara que podemos extender nuestra esperanza de vida en diez años, ¿cuál sería el beneficio de ello? El final siempre va a ser el mismo. Entonces, ¿qué gana una persona priorizando la extensión frente a la calidad de vida?

...deberíamos comer con moderación, justo lo necesario para vivir

En realidad, deberíamos comer productos naturales, sencillos y lo menos procesados posible. Asimismo, deberíamos comer con moderación, justo lo necesario para vivir. Es decir, sin limitarnos ni abstenernos de nada, sino comer en la justa medida sin necesidad de convertir la alimentación en un culto.

Todos los niveles de la naturaleza–inerte, vegetal y animal– consumen solo lo estrictamente necesario

Todos los niveles de la naturaleza –inerte, vegetal y animal– consumen solo lo estrictamente necesario. La fuerza de la naturaleza hace que existan en una integración perfecta, en reciprocidad, sin olvidarse de ningún detalle. Deberíamos admirar esas conexiones ramificadas de la naturaleza que sostienen el mundo, y anhelar asemejarnos a ellas en nuestras interacciones.


Si hiciéramos el intento de asemejarnos al sistema de leyes por las que se rige la naturaleza, veríamos una sociedad más sana, fuerte y robusta, capaz de deshacerse de la nociva tendencia a explotar todo lo que nos rodea. De ese modo, no solo viviríamos una vida de mayor calidad, sino además una existencia llena de sentido.


¡Mucha salud para todos!


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