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La mujer: el pilar sobre el que debemos edificar el nuevo mundo


La pandemia se está cebando con las mujeres en nuestro país. Muchas han perdido su trabajo o están experimentando inseguridad laboral al encontrarse afectadas por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).

A este panorama se suma la incertidumbre con respecto a la reapertura de los centros educativos, lo cual presenta importantes desafíos para padres y madres que ante lo impredecible de la crisis actual prevén que uno de ellos deba renunciar a su trabajo o solicitar un permiso no retribuido para dedicarse al cuidado y educación de sus hijos, siendo las mujeres las que generalmente asumen esta tarea.

Estamos en un punto histórico en donde son necesarios modelos y estructuras de equilibrio entre ambos géneros.

Aunque el desempleo ha afectado inicialmente a las mujeres, todavía no sabemos las consecuencias reales que esta crisis tendrá sobre el conjunto de la sociedad española. Es muy probable que gran parte de los hogares deban subsistir con la mitad de los ingresos habituales y que vivamos una etapa de recesión que solo podremos superar con apoyo mutuo.

Estamos en un punto histórico en el que son necesarios modelos y estructuras de equilibrio entre ambos géneros, una etapa donde urge hacer planteamientos introspectivos. Las mujeres están más avanzadas en esta labor, mientras que los hombres por el contrario, evolucionan más lentamente y generalmente con ayuda de la presión femenina. De ahí que los sujetos activos de cualquier cambio social sean las mujeres por su capacidad de adaptación a las nuevas situaciones desde las que pueden concienciar a los hombres.

Es la fuerza femenina la que principalmente impulsa los procesos de cambio.

El sistema natural de la mujer está totalmente ligado a la naturaleza y por eso vemos que son precisamente ellas las que traen nueva vida al mundo, las responsables del orden jerárquico en el hogar y la educación de los hijos. Es la fuerza femenina la que principalmente impulsa los procesos de cambio, siendo necesario que los hombres se impliquen también, sintiendo a la mujer como una socia que está a su lado para educar, apoyar y guiar.

Edificar un nuevo mundo dependerá del correcto equilibrio y complementariedad entre la fuerza femenina y la fuerza masculina pues cada parte por separado no podrá lograr su potencial sin la ayuda del otro. En una situación como la actual, solo podremos avanzar si trabajamos unidos por un mismo propósito y es posible que la mujer tenga que renunciar a su proyección profesional y apoyar al hombre a cambio de proporcionar las bases para construir una sociedad más equilibrada.

Alcanzar el equilibrio correcto debe basarse en aplicar los aspectos complementarios de la relación mujer - hombre para servir a un solo objetivo común: la mejora de la sociedad.

Tomando como ejemplo a la naturaleza, observamos que sus fuerzas nunca son iguales entre sí, sino que se complementan perfectamente. Esta es la única manera de medir el correcto equilibrio entre ellas. Del mismo modo, ambos géneros, son iguales y completamente opuestos entre sí por lo que alcanzar el equilibrio correcto debe basarse en aplicar los aspectos complementarios de la relación mujer - hombre para servir a un solo objetivo común: la mejora de la sociedad.

La correcta armonía entre la fuerza femenina y la fuerza masculina traerá nuevos resultados a todos los aspectos de nuestras vidas: la educación, la economía, la sociedad y el medio ambiente. Esto implica establecer un objetivo común en el que ambos géneros se embarquen para avanzar unidos hacia un futuro mejor.

Si mujeres y hombres se unen en un objetivo común, podrán construir juntos una nueva humanidad, donde dependerá de ellas dirigir el proceso de educar al mundo en su forma futura.

Hoy nos encontramos en el umbral de un nuevo mundo, un mundo que se esfuerza por ser más social con más cohesión y un mundo que se esfuerza por vivir con seguridad en total oposición a la inestabilidad aleatoria existente.

Del mismo modo que ocurre con el cuerpo humano en lo que respecta a la generación de vida, las mujeres deben percibir el proceso que estamos experimentando hoy como una oportunidad para el renacer de la humanidad a un nuevo nivel social. Y así también, si mujeres y hombres se unen en un objetivo común, podrán construir juntos una nueva humanidad, donde dependerá de ellas dirigir el proceso de educar al mundo en su forma futura.

Este es un momento vital de la historia en el que la mujer debe dar un paso al frente y empezar a edificar las bases de la nueva era poscoronavirus.

Se sabe que las mujeres son más prácticas, más cercanas a la naturaleza, que buscan la seguridad, que son capaces de realizar múltiples tareas y que son fuente de vida.

A medida que la crisis profundice, el mundo se convertirá cada vez más dependiente de la determinación de las mujeres por salvar y mejorar la situación de la calidad de nuestras vidas. Este es un momento vital de la historia en el que la mujer debe dar un paso al frente y empezar a edificar las bases de la nueva era poscoronavirus. Para ello, y a pesar de la pérdida de empleo, debemos mantenernos unidas, apoyando a los hombres y asumiendo nuestro papel de educadoras y guías. De este modo nos convertiremos en la parte operativa de los nuevos tiempos, del «nuevo mundo».

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