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La riqueza de «Robin Hood»


Podemos ver como la naturaleza nos da ejemplos de cooperación mutua. En el bosque, los árboles absorben carbono de la atmósfera como parte de la fotosíntesis y lo comparten con los hongos que crecen en sus raíces. A cambio, los hongos les dan nutrientes y minerales como nitrógeno y fósforo que los árboles no pueden absorber del suelo, pero los hongos sí.

Recientes estudios han descubierto que los hongos no usan todo el carbono. Una parte la «roban» a los árboles más fuertes para pasarla a los más débiles. En cierto sentido, son una especie de Robin Hood del bosque: roban a los ricos para dar a los pobres.

Allí donde vemos una «supervivencia del más apto», en realidad deberíamos decir «supervivencia del más amable».

Una vez más descubrimos que, allí donde vemos una «supervivencia del más apto», en realidad deberíamos decir «supervivencia del más amable». Pero nuestro ego nos oculta esta verdad. Nuestra sociedad humana está lejos de ese funcionamiento ya que está basada en la competición y en el «todo para mí y los míos». Nuestras conexiones son mucho más complejas e intrincadas que las de los árboles pero, si las usáramos correctamente, podrían enriquecernos a todos. Sin embargo, la realidad es que las empleamos para abusar y dominar a otros, y con eso nos estamos condenando a la guerra y a la destrucción inevitable.


Todo nos hace temer que, si compartimos con los demás, a nosotros nos faltará. Cuando, en realidad, la evidencia empírica muestra que compartir trae una mayor abundancia –tanto financiera como emocional– para aquellos que lo hacen.

El desabastecimiento de los microchips o la falta de alimentos en supermercados: son el resultado de no haber tenido en cuenta las necesidades de todos.

Aún no hemos aprendido de esta evidencia. Nuestra falta de cooperación y consideración por las necesidades de los demás siguen provocando crisis como las vividas durante el desabastecimiento de los microchips o la falta de alimentos en supermercados: son el resultado de no haber tenido en cuenta las necesidades de todos.


En consecuencia, deberíamos pensar cómo usar las interconexiones que existen en la sociedad para el bien de todos, y no solo en beneficio de los que están en el poder. De lo contrario, la escasez de suministros podría llegar a un extremo en el que nos falten los productos más básicos y necesarios.


Puede que para nosotros no sea natural compartir como sí lo es para la naturaleza. Pero está demostrado que de esa forma ganaríamos todos. La naturaleza tiene sus Robin Hood que pueden servirnos de ejemplo para aprender y crear un mañana de paz y abundancia para todos.



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