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Hacia una sociedad altruista


Las investigaciones de un nuevo estudio de la Universidad de Berna, acerca del comportamiento altruista en el reino animal han descubierto muchos ejemplos que muestran «cómo los animales que ayudan “desinteresadamente” a otros a cuidar a sus crías, generan una ventaja evolutiva».

Pero ¿es esta realmente una conducta altruista?

Un acto altruista es aquel en el que no hay una razón aparente para hacerlo, es decir, cuando el que ayuda no puede justificarlo con ningún beneficio personal

Para que el altruismo sea genuino, debe cumplir dos condiciones:

1. No debe haber una razón previa para dar o hacer algo en beneficio de otros.

2. No se da para obtener un beneficio posterior derivado de la acción altruista.

En otras palabras, un acto altruista es aquel en el que no hay una razón aparente para hacerlo, es decir, cuando el que ayuda no puede justificarlo con ningún beneficio personal.


En la naturaleza realmente no existe el altruismo, lo que hay es un equilibrio entre el ego de las especies para mantener la homeostasis del sistema.


Si los animales se ayudan entre sí es porque, al asociarse, obtienen un beneficio mutuo: es una forma de simbiosis entre especies interdependientes.


Sin embargo, en los seres humanos es diferente. En ellos el ego no es estático, sino que más bien está evolucionando e intensificándose constantemente. Por eso, en cada etapa de nuestro desarrollo, nos toca trabajar en el reajuste de nuestras relaciones.

En algún momento la humanidad llegará al punto de darse cuenta de que, si no abandona su actitud de buscar solamente el beneficio propio, no sobrevivirá

En algún momento la humanidad llegará al punto de darse cuenta de que, si no abandona su actitud de buscar solamente el beneficio propio, no sobrevivirá. Y es precisamente desde ese motivo egoísta por sobrevivir que llegaremos a una forma de relación altruista que cumplirá las dos condiciones anteriores.


En ese momento, la sociedad humana llegará a ser una sociedad verdaderamente altruista. Será la primera vez en la que la gente realmente actúe por el bien de los demás, sin esperar ninguna recompensa para uno mismo.


Cuando toda la sociedad comprenda que la alternativa es cambiar o perecer, el altruismo de unos apoyará el altruismo de los otros. A partir de ahí, previsiblemente la gente no se aprovechará de la generosidad de los demás, y eso permitirá llevar nuestras relaciones a un nuevo nivel.


Actualmente, nuestra principal preocupación es protegernos a nosotros mismos. Pero cuantas más personas se den cuenta de que, si queremos sobrevivir, debemos cambiar nuestra inherente naturaleza egoísta, antes podremos hacer la transición hacia una sociedad altruista.



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